Ya pasan de las 8 p.m.
Siento el frio,
la luna llena,
el resplandor de su plenitud me acompañan.
Mientras doy unos pasos
en este pedregoso camino,
de piedras grandes y asperas,
que maltratan mis zapatos
y me hacen dudar.
Dudar,
si por aqui debo pasar.
Camino pedregozo
que algunos osan por llamarla Sociedad,
camino en las penumbras,
donde se ven las fieras,
luchando por despedazar,
alguna victima,
que ellos quisieron atrapar.
Solo miro silente
sigilosa
callada
entregada a observar.
Pero es imposible!
me pueden mirar,
también estoy a su vista.
Me abrazo a mi abrigo que tiene EL PODER
y la VERDAD
aquellas que a pesar de los años
na han hecho callar:
la BIBLIA.
Mientras más avanzo peores cosas veo,
entonces me pregunto
¿Dónde está mi consuelo?
No corro,
no dudo,
escucho el rechinar de sus dientes
y veo sus ojos inyectados de sangre,
de rabia,
de frustración
y de dolor.
Aniquilan a una presa,
la devoran
y no se sacian.
Roban y matan,
toman y maltratan,
castigan y violan
y nadie hace nada,
todo en la oscuridad.
Pero a quien voy a culpar,
no a la negrura de la noche
sino aquellos que han de levantar.
Aquellos que tienen la autoridad
y que están resguardados
por una placa nacional
aquellos que han dejado
que violen bebés que han podido llorar.
La maldad de la oscuridad,
los proteje (fieras)
y siguen allí cada noche
a partir de las 8 p.m.
la oscuridad los deja entrar.
Se adueñan del camino al que todos llamamos
Sociedad.
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