jueves, 26 de marzo de 2009

Capricho


No mires mis ropas sucias,
ni el trapo que llevo en la mano para limpiar los instrumentos que tocas,
mírame a mí,
desde dentro,
desde lo que puedo darte ahora en este preciso momento.

Permítete experimentar lo que puedo ofrecerte,
lo que puedo lograr si me dejas amarte.
No me grites que no puedes,
que me aleje y te olvide,
no busques barreras que no hay,
en una época moderna donde el amar es primordial.

Olvídate que limpio tu casa,
tus cosas y de que te sirvo el té,
permítete conocerme,
permítete encontrar lo que podemos ser estando juntos.

No controles tus labios que mueren por besar los míos,
si te importo un poquito,
permítete sentir lo que te ofrezco,
sino alimenta tu corazón,
puedes devolverlo,
de la manera que quieras
y de la forma que anhelas.

Ahora ven,
que he dejado la escoba a un lado,
el trapo sucio ya he tirado,
para que nos ahoguemos con un solo paso.
Ven y unámonos antes de que mal interprete tu indecisión.

Ven y consumámonos hasta que salga el sol,
y mañana decidiremos quienes seremos entre nosotros dos.

Golpéame mañana con la verdad de no tenerte,
de ser tú el patrón intocable
y yo la sirviente insaciable.

Pero sirvámonos los dos de esta llama que está entre nosotros,
esta llama que permitió un beso y una caricia a mi pelo.

Ahora ven,
que ahora no es el momento de dar conciencia,
solo riendas sueltas a la pasión que nos asecha,
ven ahora… que mañana tendremos en que pensar,
de darnos excusas para no continuar.

Aun la puerta está cerrada,
para que decidas o me dejes olvidar.
Para que experimentes lo que te doy o para que excuses el porqué no ha de pasar.
Ahora decide,
pues mi cuerpo no resiste más.