miércoles, 18 de junio de 2008

Socorro!



Dentro del pantano cenagoso esta tu alma,
tus labios forjados de palabras malas,
amarradas a mentiras.

Quisquillosas perdidas de tiempo al lado tuyo,
han confesado a mi adentro,
que se escape,
que pida auxilio,
que corra fuera de las vías de tu vida.

Veo venir el tren de tu partida,
de tu mirada persuasiva,
de tu sonrisa melancólica
y tus palabras ofensivas.

A donde correré,
si las puertas de esta casa son forjadas por ti;
donde me esconderé,
si me has cubierto con el velo del miedo,
de la posesión de tus manos,
del desencanto concreto.

Pido auxilio a los que aguardan la ciudad,
sin recibir ayuda,
ni socorro,
para un alma que desvanece,
en la sombra de otra muerte
y con otro rostro.

Los que parí a dolor y sudor,
son golpeados por aquel que coopero,
a que se crearan un día en mi vientre,
sellado de estrías y sudor.

¿Que esperan para venir? ¿Que muera o que mate?
Solo quiero por favor,
que alguien me acompañe;
que se siente a mi vera y me escuche,
que me abrace fuerte y me proteja,
me deseche de ti y de tu casa,
y que vuelva a ser feliz…aunque sea a mi manera.

"Para aquellas mujeres, que fueron silenciadas por esposos maltratadores y que la policia nunca les hizo caso".

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Qué puedo hacer, si tengo hambre?


Corriendo a cada esquina,
se desata la travesía,
el coraje de humillarme,
de levantar la mano y pedir dinero,
llenar la panza de sueños rotos,
que duran horas,
tal vez la noche.

¿Qué puedo hacer? Cuando los “grandes” te abandonan,
cuando el cuidado de un padre me falta a todas horas,
rodeado solo de amistades peligrosas.

¿Qué puedo hacer? De mí techo que es el cielo y mis ropas,
harapos y cosas rotas.
Sin rumbo,
sin notas,
sin perjuicios y aun así,
la sociedad me abandona.

Durmiendo donde me agarre la noche,
donde el sueño me acorrale los ojos y me haga suyo gota a gota.

Sentir mi estomago pegado a mis costillas,
el hedor apropiándose de mi cuerpo
y el sucio abrazándome mis ropas.

¿Qué puedo hacer? Si tengo hambre,
cuando la batalla de mi estomago me acongoja,
las heridas de mis rodillas todas rojas
y mi mirada opaca y casi loca.

¿Qué puedo hacer? Cuando todo mí adentro se retuerce,
me enfurece el sentimiento,
que no seré nunca feliz en esta vida tonta,
se seca mi alma como hoja,
por ser infeliz cada vez que me toca.

Como puedo sonreír,
si mis dientes están torturados,
de pasar hambre,
frío y de comer soja.

He gritado auxilio sin esperanzas,
ni un porque,
ni una triste mirada;
solo buscando un motivo de porque a mi y que debo hacer,
si la sociedad me abandona.

Solo puedo pararme en mi esquina rutinaria
y seguir pidiendo,
como cada mañana.

NOTA: Foto extraída, de la internet.