Tejiendo telarañas de caricias,
haciendo la morada perfecta,
para entretejer tu silueta rígida,
que entonen con la canción de mis besos de cama,
que detallan mi cuerpo,
bajo el mártir imponente de sus manos,
culminando en la composición idónea que merodea nuestro lecho.
Te paseas como pensamiento urgente a mis necesidades innatas,
que desbordan el manantial de arroz,
que cosechas con descaro
y furor,
en un alma que te ama,
que no se despide de ti,
ni en sueños,
ni en inviernos.
Como el agua fría de rio,
me erizas la piel,
las haces tuya,
en el jardín de edén que has construido con melodías
de te quiero
y ternuras de recuerdos dulces,
que crecen en mi pasado
y alimentan mi presente,
dando la excusa para que seas mío,
hoy,
mañana
y siempre.
Sembrando en tierra firme de mi vientre,
razones para mas desearte,
en el infinito abismo del sueño de Morfeo,
entrelazando las miradas que arden las entrañas,
que deslizas como pluma desde mis labios a mis pies,
haciendo estallar de luces amarillas,
todo lo que comprende mi carne.
Entendiendo quien soy cuando me tocas,
sentir
y solo sentir,
dejándome llevar en la reta que llega al sur,
de un cuerpo cálido,
extasiado,
lleno de explosiones acústicas que pintan un cielo blanco
y almohadas de seda,
cayendo en el olvido del presente,
del momento oportuno que llego a mí,
haciéndome entender la ruta a mi misma que desconocía.
Realzando los motivos que me mueven,
a desbordarme
y querer más,
de la fuente del agua que ha saciado mi sed amarga,
de un agua dulce,
que repleta la morada de antorcha,
que se encendió con el primer beso que rompió el hielo de mi cuerpo al tuyo.
Como margarita en primavera,
cansada,
satisfecha de su temporada,
descansa,
desasiéndose,
pétalo a pétalo
y sembrando con la semilla de lujuria,
el nuevo paseo que más tarde rondara,
su cuerpo,
su alma,
para de nuevo emerger
y caer en brazos del deseo de ti.
domingo, 9 de septiembre de 2007
DESEO
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